miércoles, 7 de noviembre de 2012

DOCUMENT nº115.- LA CNT Y LA FAI EN LA GUERRA.-














MEMORIA: LA C.N.T. Y LA F.A.I. EN LA GUERRA.


DOCUMENTO Nº 115.







LA F.A.I. HABLA AL MOVIMIENTO

LIBERTARIO INTERNACIONAL, SOBRE LA

ACTUACIÓN DEL ANARQUISMO ESPAÑOL

DURANTE LA GUERRA Y LA REVOLUCION.






EL ANARQUISMO EN ESPAÑA

.

INFORME DEL COMITÉ PENINSULAR DE LA FEDERACIÓN ANARQUISTA IBERICA

AL MOVIMIENTO LIBERTARIO INTERNACIONAL.



______________________

Son tantas las reclamaciones que nos llegan del exterior, solicitando de nosotros informes amplios y datos que puedan servirles para documentarse sobre nuestras actividades y las actitudes adoptadas por los anarquistas españoles, que este Comité Peninsular ha resuelto redactar este informe amplio, que es remitido a todo el movimiento explicando cual ha sido la trayectoria seguida por la C.N.T. y la F.A.I. desde Julio a hoy.

No escribimos para los que, con ideas formadas sobre España, con absoluta incomprensión de los problemas, con ceguera suicida ante la realidad mundial, solo se han dedicado a criticarnos y fustigarnos, acusándonos de transgresiones y de atentados a los principios que informan el credo libertario. No escribimos para ellos, porqué sabemos, que son inútiles todas las explicaciones y todos los razonamientos. Imbuidos de una razón que estiman incontrovertible, divorciados de la verdadera acción, y del verdadero contacto con las masas que se debaten hoy contra el peligro universal del fascismo, no podrán impresionarles ni convencerles todos los motivos que nosotros podamos aducir.

Pero hay una parte muy numerosa, una gran mayoría de camaradas internacionales que ansían ser documentados, informados de todas las contingencias de nuestras luchas. Que necesitan saber sobre la realidad de los hechos para saber juzgarnos en justicia y para poder defendernos muchas veces.

Para estos nos proponemos escribir. Para todos cuantos han suspendido todo juicio, esperando tener materia para emitirlo. Para todos los que nos ayudan, haciendo frente a la campaña comunista, intensificada contra la C.N.T. y la F.A.I. desde que el movimiento libertario decidió intervenir en el Gobierno. Para todos los que con la mano tendida y el corazón abierto, adoptan la más generosa y la más noble de las actitudes –la única justa, por lo demás-: suspender todo enjuiciamiento, toda crítica esperando el momento en que pueda decirse quién se equivocó y quién acertó, quién tuvo la visión certera y quién se situó sobre un mal terreno. Y entretanto, comprender que el resultado de nuestra lucha, del triunfo o del fracaso del fascismo en nuestro país, depende el porvenir del mundo y la expansión o estancamiento de nuestras ideas.

Hay algo también que nos interesa sobremanera desvanecer: la suposición que reputamos injuriosa para todo el movimiento confederal y anarquista español, celoso siempre de sus prerrogativas y derechos, y con una conciencia y un criterio propio que para sí quisieran muchos que nos detractan, de que una minoría reformista actúa al margen de la verdadera organización y ejerce una dictadura encubierta.

Más elocuentes que las palabras son los hechos. Y ellos nos dicen: en 14 meses, desde el 19 de Julio hasta la fecha, la C.N.T. y la F.A.I. han celebrado 13 Plenos Nacionales de Regionales; puede decirse un pleno por mes, con los consiguientes Plenos Regionales de Locales y Comarcales. Se han remitido 88 circulares a la organización, orientando y consultando sobre todos los extremos, y se han publicado periódicamente los tres Boletines del movimiento confederal que informan cumplidamente a la organización de cuantos problemas a ella afectan: El Boletín para uso exclusivo de los Sindicatos, el de Información y Propaganda, y el de Orientación interna del movimiento. La F.A.I. independientemente de lo realizado en la acción conjunta, ha celebrado 3 Plenos Nacionales de Regionales específicas y publica también periódicamente un Boletín de orientación para todo el movimiento y otro “Boletín del Militante”, distribuido a la militancia y que se publica bisemanalmente.

Como prueba de cuanto afirmamos hay los mismos Boletines y las actas de todos los Plenos celebrados, a disposición de quien quiera examinarlas.

Ante esto, de elocuencia aplastante, resulta absurdo hablar de dictadura, pues los acuerdos siempre fueron tomados después de examen detenido y de discusión laboriosa. Es hasta criminal especular con una oposición inexistente, sin solidez y sin arraigo en la entraña del movimiento, hija del despecho, muchas veces, y de la incapacidad siempre.

La organización se rige de acuerdo con las más puras normas federalistas y por un sistema de lo más justo y lo más equilibrado posible: la ley de mayorías, que no aplasta a la minoría, pero que pide de ella respeto y acatamiento a lo que, en el orden de interés general, por mayoría y después de libre discusión se ha acordado. No hay procedimiento mejor, más equitativo y libertario. Porqué, peor que someterse a los acuerdos adoptados por la mayoría, es pretender que una minoría imponga su voluntad a los demás o pugne por el descrédito de la organización entera.

Reflexión que deberían hacerse cuantos, en el exterior, han LA POSICIÓN DE LOS ANARQUISTAS ESPAÑOLES DESPUÉS DEL 19 DE JULIO. llegado hasta a alentar la posibilidad de esta oposición, que, de existir, solo daño y quebrantamiento produciría a los intereses de la revolución y de las propias ideas anarquistas.

LA POSICIÓN DE LOS ANARQUISTAS ESPAÑOLES DESPUÉS DEL 19 DE JULIO.

Para muchos compañeros del exterior, es algo incomprensible que, habiendo tenido la C.N.T. y la F.A.I., según afirman, todas las posibilidades de realización de nuestras ideas, en los primeros días que siguieron al 19 de Julio, eso no se hubiera hecho. El caso es cierto en Cataluña, no en el resto de España, donde la C.N.T. y la F.A.I. no eran fuerzas mayoritarias.

Tenían una influencia preponderante, pero la U.G.T., los socialistas y los partidos republicanos, compartían con nosotros la dirección sindical y política de las masas.

En Cataluña, por el hecho de fuerza popular que abatió al fascismo, hecho de fuerza realizado en su mayor parte por los anarquistas, que fueron a la cabeza de los trabajadores y tomaron todas las posiciones a los militares sublevados, la influencia nuestra era absoluta. Influencia espiritual, adquirida por la aureola de heroísmo conquistada por nuestros hombres. Influencia material, porque la mayoría de las armas estaban en nuestras manos y éramos, efectivamente, los dueños de la situación.

Pero, inmediatamente, nos formulamos la siguiente pregunta: El fascismo no está aún abatido en toda España. Fuera de Cataluña no somos fuerza predominante, sino que debemos compartir las responsabilidades y los derechos con las demás fuerzas antifascistas. ¿Hasta dónde puede sernos conveniente lanzarnos a un ensayo de comunismo libertario en Cataluña, sin haber terminado aún la guerra y con los peligros de intervención extranjera que todo ello supone?

Este dilema se planteó inmediatamente a la militancia anarquista y a los representantes de los sindicatos el 23 de Julio, en un pleno de conjunto de las dos organizaciones. En él se acordó la vuelta al trabajo, para restablecer la normalidad en Barcelona y se decidió mantener el bloque antifascista, dándose la consigna a toda la región: no hay que proclamar el comunismo libertario. Procurad mantener la hegemonía en los comités de milicias antifascistas y aplazad toda realización totalitaria de nuestras ideas. El enemigo aún no está vencido y conviene mantener la unidad de acción de todas las fuerzas que luchan contra el fascismo.

Eso no quiere decir, sin embargo, que los trabajadores no ocupasen los lugares de trabajo, las industrias, los talleres, los campos dejados por los burgueses y los terratenientes complicados en la sublevación fascista y que huían o eran muertos por el pueblo. Las colectivizaciones industriales y agrarias son una realidad ante la que deben rendirse todos. Representan ya una obra realizada, y contra la que no pueden ni criticas, ni medidas de gobierno.

Nosotros éramos la fuerza mayoritaria en Cataluña, pero junto a nosotros había otra fuerza liberal, de arraigo, y muy hondo, particularmente en las clases medias, intelectuales y pequeña burguesía, republicanos y antifascistas por temperamento y por propio interés de clase. Nos referimos a la Esquerra Republicana de Cataluña. La U.G.T. y el Partido Socialista Unificado no eran entonces el movimiento organizado que es hoy, gracias a las masas de obreros de americana -empleados, funcionarios, etc.- que han conquistado a la Esquerra, especulando con la ayuda de la U.R.S.S. y manejando el dinero y la propaganda a raudales. Porque el hecho es ese. El Partido Socialista Unificado de Cataluña y la U.G.T. catalana se han constituido con la gente tomada de la Esquerra –ejemplo el C.A.D.C.I., de rancio abolengo catalán y republicano, ingresado en la U.G.T., Y EN EL Partido Socialista Unificado –sin que se haya ido con ellos ni un obrero de la C.N.T.

Por los efectos internacionales, por las necesidades interiores, Sevilla en poder de los facciosos; Cádiz y Huelva conquistados por ellos y vaciando millares de regulares sobre la península; Mallorca en manos de los rebeldes; Zaragoza vencida y cortando el nudo de comunicaciones con el resto de España; toda Navarra, carlista, organizando los requetés, milicias reaccionarias terribles; Madrid casi cercado, aunque consiguiera rechazar los rebeldes hasta las alturas del Guadarrama, recuperando Guadalajara y otras ciudades castellanas, pero perdiendo totalmente Valladolid, Ávila y Soria nos era indispensable evitar que la unidad se rompiera, lanzándonos nosotros a ensayos que nos ocuparían tiempo y energías que aún habían de ser dedicadas a la guerra y quitándonos el apoyo y la solidaridad de las otras fuerzas interesadas como nosotros en la lucha contra el fascismo, pero a las que no podíamos obligar a aceptar sin resistencia y sin protesta la imposición de nuestras ideas, por ellos no compartidas.

Este ensayo formidable de España nos ha servido para aprender una lección que deben rumiar todos los anarquistas del mundo: NUESTRAS IDEAS NO PUEDEN SER PROCLAMADAS Y PRACTICADAS EN SENTIDO TOTALITARIO SIN RECURRIR A LA IMPOSICIÓN; POR TANTO, A LA DICTADURA. Y si no queremos recurrir a la dictadura no tendremos más remedio, por lo menos hasta tanto no se cree la conciencia libertaria en las multitudes y no se consiga eliminar a la autoridad, como realidad y como principio ético y político, que tender a la realización por etapas, influenciando en todos los órdenes de la vida, y siendo fuerzas determinantes en todos los momentos de la historia. Y fuerzas determinantes son solamente aquellos movimientos cohesionados y organizados, que centran todas sus energías y todas sus actividades, todas sus potencias expansivas, toda la mística y toda la ética del ideal, a la consecución del fin propuesto, sin desperdigar fuerzas, sin fraccionarse, manteniendo la unidad, la homogeneidad de un movimiento de masas y de individuos unidos por comunes necesidades y anhelos colectivos.

De ahí que nosotros estimaremos que, en el dilema de lanzarnos a la realización de nuestras ideas, contra la voluntad de una parte de la población de Cataluña, que se sometería, pero no nos secundaría, y con una España en situación comprometida aún y en la que nosotros no teníamos la preponderancia espiritual y numérica en Cataluña, y mantener el “statu quo” establecido con todas las demás fuerzas, dando con ello el ejemplo al mundo de la única manera como podía y debía combatirse al fascismo, optamos por lo último. Primera transigencia de la que no nos arrepentimos. Mañana la historia, a distancia y ante todos los hechos consumados, sabrá hacernos justicia.

Hay otro hecho que tampoco han podido comprender los camaradas del exterior: Y es; ¿cómo, teniéndolo todo en vuestras manos, poco a poco habéis ido perdiendo tanta fuerza? Ah. Hay reglas inmutables, matemáticas, inamovibles. Y una regla inmutable es que se pierden posiciones a medida que las conquista el enemigo. El Comité de milicias Antifascistas empezó a perder su fuerza y su preponderancia, en el momento en que Durruti y sus hombres se estallaron contra las murallas de Quinto, a la vista de Zaragoza, con material insuficiente y carentes de recursos bélicos para tomar la gran ciudad confederal, cautiva de los facciosos. Y cada palmo de terreno que ocupaban Franco y su gente, era una conquista revolucionaria que peligraba y que a el postre se perdía.

Cara pagamos, también, la fidelidad a nuestras ideas mantenida durante tanto tiempo. ¿Acaso las huestes facciosas hubieran podido hacer su carrera desde Sevilla a Badajoz y desde Badajoz a las puertas de Madrid, si nosotros no nos hubiéramos opuesto durante tanto tiempo tan encarnizadamente a que se reorganizase el ejército que necesitábamos para la lucha con el enemigo? Nuestras milicias, sin prácticas de tiro, sin ejercicios militares, desordenadas, que celebraban plenos y asambleas antes de hacer las operaciones, que discutían todas las órdenes y muchas veces se negaban a cumplirlas, no podían hacer frente al formidable aparato militar que facilitaban a los rebeldes Alemania e Italia. Durruti fue el primero que lo comprendió, esto y el primero que dijo: “Hay que organizar un ejército. La guerra la hacen los soldados, no los anarquistas”.

Cuando nos decidimos a hacer esto, cuando lo acordó el movimiento, hacía ya meses que lo venían reclamando los socialistas y los comunistas, sin el lastre ideal que nosotros llevábamos encima. Y la situación militar se había agravado de tal forma, que Madrid se hallaba en peligro inminente. Estaba ya perdido Toledo y la marcha forzada de los facciosos no hallaba ante sí más que una multitud de hombres desalentados, con la moral derruida, el terror en el alma, debatiéndose en la más espantosa desorganización, que huían ante el enemigo sin casi oponerle resistencia, sembrando de cadáveres los campos castellanos, que regaban diariamente con metralla los aviones fascistas.

Pero en el instante mismo que llegamos a esta consecuencia, conducidos por la lógica terrible, inflexible de los hechos, se nos planteaba otro problema. Aceptar la organización del ejército, suponía restablecer los mandos. ¿Y quién había de mandar ese ejército? ¿Los militares sospechosos que aún quedaban a nuestro lado, que no inspiraban ninguna confianza a los combatientes? ¿Los militares improvisados por los comunistas, significando ello que pondríamos en manos de nuestros adversarios políticos un arma terrible cuando la guerra hubiese terminado?

Porqué la guerra debíamos hacerla todos. Y para poder hacerla con garantías, debíamos dirigirla todos, interviniendo todos en el control y fiscalización de las operaciones. ¿Y cómo hacerlo esto? Había que crear a la fuerza el órgano. Y ese órgano no podía crearse, sin reconocer antes una serie de realidades.

La primera, que no podía actuarse e intervenir en la guerra y en la política nacional e internacional, sin ocupar todos los cargos de la dirección. No podíamos destruir al Gobierno, porque, en el instante que nosotros hubiéramos derribado al Gobierno de Madrid y al de Barcelona, el mundo hubiera reconocido el de Burgos. ¿Cómo no? Frente a la España anarquista, sin Gobierno, sin responsabilidad jurídica, sin existencia dentro del Derecho Internacional; frente a la España revolucionaria que representaba un peligro para todos los intereses creados del Capitalismo, de la pequeña y gran burguesía, de la reacción y de las Democracias, se situarían todas las potencias de Europa. Hasta la ayuda de Méjico y de Rusia, que empezaban a perfilarse, se harían imposibles. Y fuimos nosotros los que impedimos que Manuel Azaña escapase de España el mes de Octubre, cuando huyó de Madrid. Se le visitó y se le dijo: Vemos con profundo desagrado que haya Vd. abandonado el Palacio Nacional de Madrid. No intente salir de Barcelona con dirección a la frontera, porqué será detenido.

Lo mismo hizo el Comité Regional de Cataluña ya en Julio con Companys. Los necesitábamos para cubrir una apariencia internacional que impidiera que España fuese despedazada por todas las potencias capitalistas y reducida en cuestión de horas.

Ah, cuando se pueda hablar de todo esto, con datos y pruebas, lo que se demostrará no es precisamente la falla del anarquismo español, sino otra falla más lamentable; la de toda la solidaridad obrera internacional. Alrededor de España han fracasado todas las Internacionales, sin fuerzas o sin bastante espíritu solidario para movilizar las masas de Europa a favor de nuestro país, invadido por los Ejércitos Italianos y Alemanes y batiéndose contra el fascismo de 3 naciones. Esa sí que es una responsabilidad terrible, de la que no escapa ni la A.I.T., que, si bien no tenía bastante fuerza para esa movilización efectiva, en cambio, podía y debía suspender toda acción crítica y todo juicio contra nuestras actitudes, juzgándose primero a sí misma.

El mes de Septiembre fue el mes de las grandes resoluciones para nosotros. En sucesivos plenos de la Organización se decidieron fundamentales modificaciones de actuación. Los comunistas iban ganando posiciones, sin el embarazo que nosotros teníamos atados por acuerdos y principios ideales, contrarios a toda actuación política y a toda intervención en el Estado.

Y, por otra parte, desde el punto de vista militar, las cosas, como ya hemos dicho, marchaban de mal en peor. Los mandos estaban en manos de gente sospechosa, complicada o no con el enemigo, pero que por el solo hecho de ser sospechosa, no era obedecida por los milicianos. Los republicanos en el poder, actuaban de manera débil y catastrófica, prefiriendo, sin duda, perder la guerra a que la revolución siguiera su curso. El Gobierno no era obedecido, por los demás, sin que en esa desobediencia hubiese ninguna resolución constructiva. No se le obedecía porqué estábamos en pleno caos, del que hubiera podido salir algo, sin duda, si no hubiéramos hecho la guerra y la revolución al mismo tiempo. Si la revolución necesitaba, para desarrollar toda su fuerza destructora, de esa falta absoluta de autoridad, y organización social, la guerra exigía, para no perderse, unificar las fuerzas y conseguir restablecer una disciplina que consiguiese el cumplimiento del deber impuesto a todos por igual.

Era, por lo tanto, indispensable crear el órgano que asumiese la función de Gobierno con energía y con autoridad moral, de manera que fuese atendido por todos sin levantar la protesta de los más revolucionarios; la C.N.T. y la F.A.I. De ahí que se lanzase la consigna, aprobada en un pleno de Regionales, en el mes de Septiembre, después de haberse discutido y acordado en sus consabidos Plenos Regionales, siempre reuniéndose de conjunto C.N.T. y F.A.I., del Consejo Nacional de Defensa, y de los Consejos Regionales de Defensa. En estos Consejos que asumirían la función de Gobierno, habían de estar proporcionalmente representadas todas las fuerzas antifascistas.

La primera crisis que se planteó fue la del Gobierno de la Generalidad, y la Organización, en el pleno de Locales y Comarcales celebrado en Septiembre de 1.936 (pueden examinarse las actas), acordó que la C.N.T. entrase a formar parte del Consejo de la Generalidad. La Ponencia que elaboró el Dictamen aprobado por el Pleno estaba compuesta por el Delegado de Guixols, el de Hospitalet de Llobregat, Comité Regional C.N.T. y Comité Peninsular F.A.I.

Fue el primer paso dado. Si no lo hubiese decidido así la Organización, el nuevo Gobierno se habría constituido con la C.N.T. y ocupado más puestos el Partido Socialista Unificado de Cataluña, que trabaja activamente, especulando con la ayuda de Rusia y yendo a la cabeza de las iniciativas de organización militar a las que nosotros debíamos oponernos por motivos ideológicos que aún no habíamos superado. Luchar contra el Gobierno que se constituyese no podíamos hacerlo en aquellas circunstancias, ya que toda lucha y toda oposición era un debilitamiento. Y quedar fuera de él era colocarnos en una situación de inferioridad. Éramos dueños de la calle, es cierto, muchas armas estaban en nuestras manos. Pero, ¿podíamos usar criminalmente las armas y la calle, para lanzarnos a una lucha fratricida que comprometiese el resultado de la contienda, aún no decidido en los frentes? Y asumir la responsabilidad política, militar, económica, diplomática, nacional e internacionalmente, nosotros solos, era un sueño absurdo, de fatales consecuencias para todos, caso de que nos hubiésemos lanzado a esa aventura.

Nuestro movimiento lanzado a una carrera fatal y lógica, ya que las propias necesidades de la revolución lo autorizaban, lo exigían, había sustituido la antigua aureola de heroísmo y de generosidad por un nimbo de terror misterioso que nos enajenaba muchas simpatías populares. Había que matar a mucha gente, y eran nuestros hombres los que ejecutaban. ¿Es posible que no se cometa alguna injusticia, algún error en la práctica de una justicia expeditivamente realizada? Si un inocente se mató, si un error y una injusticia se cometieron, si un abuso y una crueldad surgieron esporádicamente, todo esto era explotado contra nosotros y conseguía mermar nuestra fuerza moral. No podíamos quedar fuera del Gobierno por sentido de responsabilidad, por necesidades de la lucha contra el fascismo e incluso por instinto de conservación.

Ah, es muy cómodo criticar y juzgar los movimientos y los hombres, sin vivir los hechos por ellos vividos y sin conocer el mecanismo social y psicológico, que determina el curso de los acontecimientos. Cuando nosotros hemos actuado en España, como hemos actuado, nuestros motivos teníamos. Esto debían pensar todos los camaradas del exterior; y pedir la explicación de esos motivos, antes de embarcarse en sumarios previos, sin escuchar al acusado.

El nuevo Gobierno constituido se llamó Consejo de la Generalidad, para darnos gusto a nosotros y para salvar el último escollo de palabras que tenía que ser superado. Pronto vimos sin embargo que, si en Cataluña habíamos podido obligar a que se suprimiese la palabra Gobierno -puerilidad en fin, ya que, llamase como fuere, la función que ejercía era de Gobierno-, en el resto de la España leal las cosas no marchaban de la misma manera. Cayó el Gobierno Giral, por la presión de la U.G.T., los socialistas y los comunistas, que empujaban para derribarlo, junto con nosotros. Entonces, por primera vez, se nos invitó a formar parte del Gobierno. Contestamos imponiendo nuestro famoso programa del Consejo Nacional de Defensa, del que ya se había hablado previamente con Largo Caballero y los demás sectores. Caballero nos decía:

“El nombre es lo de menos. Lo que importa es la función. ¿Qué más da que le llamen ustedes Consejo Nacional de Defensa o Gobierno, si será un verdadero Gobierno, si ha de ser un verdadero Gobierno que ponga orden en este caos y que organice las cosas asistido de todo el apoyo y de toda la autoridad delegada por los trabajadores y los antifascistas en nosotros? Y, si transigíamos con ese escrúpulo ante los nombres, ya que ante la función no los tienen ni pueden tenerlos en una situación como ésta, ¿acaso Europa no esgrimirá el argumento de que España no tiene un Gobierno constitucionalmente legítimo, sino un organismo revolucionario, sin autoridad alguna? No sueñen ustedes, y comprendan que ahora no hay más que una realidad: Que la guerra va mal y hay que ganarla sea como sea. Y como no la ganemos nosotros, no la ganaran los otros antifascistas tibios.

Y eso era cierto. Es otra cosa que no han podido comprender tampoco los camaradas del exterior. La guerra, solo los trabajadores hemos tenido interés desesperado y vehemente de ganarla, porque sabíamos, porqué sabemos lo que significaría el triunfo del fascismo para la clase obrera. Para los otros, el sueño permanente era una paz que volviese las cosas a como estaban antes del 19 de Julio. De ahí que nosotros hayamos sido los que hemos realizado más sacrificios, los que más hemos transigido en aras de la continuidad de una lucha que juzgamos de vida o de muerte para el movimiento obrero y libertario. ¿Que los demás han especulado con ese afán desesperado nuestro? Lo sabemos de sobra, con harto coraje y con harta rabia. Pero debíamos hacerlo y lo hemos hecho. Y sobre nosotros se levanta la resistencia contra el fascismo... El armisticio, en las onerosas condiciones que se puede suponer, con intervención descarada de Inglaterra, sería ya un hecho, si no fuese el temor a nuestra fuerza y el eco de nuestra actitud, que nos ha ganado de nuevo la simpatía transitoriamente perdida.

Pero haciendo honor a nuestra posición cuando se constituyó el Gobierno presidido por Largo Caballero, acordamos no formar parte de él. Se nos instó y se nos invocó multitud de razones de mucho peso. Prometimos ayuda en la calle y en los frentes, pero no la colaboración gubernamental. Y proseguimos agitando la bandera del Consejo Nacional de Defensa, efectuando reuniones con los demás partidos y celebrando mítines y actos públicos para divulgar la iniciativa.

El 17 de Septiembre, ya formando parte del Gobierno de la Generalidad, en Cataluña, tres compañeros nuestros, -García Birlan, viejo anarquista de solvencia y de prestigio, Doménico y Juan P. Fábregas,- un Pleno Nacional de Regionales facultó al Comité Nacional, del que entonces era secretario el camarada Horacio M. Prieto, para que si el Consejo Nacional de Defensa no podía ser constituido, en vista de la gravedad de la situación en Madrid y en los demás frentes, obrase como mejor estimara conveniente, entrando en el Gobierno la C.N.T. si era preciso, con tal de garantizar un cambio total de la política militar y con tal de asegurar a los compañeros una igualdad de trato que facilitase el armamento de nuestras columnas y una organización del Ejército que no sirviese mañana para ser diezmado el movimiento libertario, como ocurrió en Rusia, particularmente en Ucrania. Existen las actas de este Pleno a disposición de todo el mundo.

Pasó aún todo el mes de Octubre en diálogos y transiciones recíprocas. Se estudiaba las grandes líneas de actuación y se preparaba a los compañeros para que aceptasen una serie de medidas indispensables para asegurar la eficacia militar de nuestra acción. En el aspecto internacional trabajamos con los compañeros portugueses para que, ayudados por nosotros, provocasen un levantamiento en el país vecino y, también gracias a nuestra actividad se celebró en Barcelona una reunión a la que asistieron representantes de todos los partidos y tres delegados de los nacionalistas marroquíes, -tres caídes-, a los que se prometió la independencia de Marruecos si se negaban a ser instrumento de Franco. No se consiguió el resultado apetecido, por una multitud de causas de las que podemos hablar más extensamente en otra ocasión.

Y llegó Noviembre. Los fascistas estaban ya a las puertas de Madrid. Se consideraba inminente e inevitable, la caída de la capital. El pánico se apoderó del Gobierno y de todo el Mundo… Nosotros comprendimos que era el momento de las grandes resoluciones. Estábamos dispuestos a asaltar el Ministerio de la Guerra, a apoderarnos de la dirección de las operaciones como no se introdujesen modificaciones fundamentales en la manera de actuar. Caballero iba aceptando camaradas nuestros en todos los servicios de guerra, que trabajaban con entusiasmo y con inteligencia. Y el 4 de Noviembre en Madrid casi sitiado, asolado por los bombardeos aéreos, en medio de una desorganización imponente, de un quebrantamiento moral indescriptible, la C.N.T. entró en el Gobierno con cuatro Ministros. Dos pertenecientes a la Federación Anarquista Ibérica, -Juan García Oliver, y Federica Montaseny-. Los otros dos militantes anarco-sindicalistas: Juan Pairó y Juan López.

Nuestra entrada en el Gobierno infundió confianza y dio ánimos a la gente. Solo así pudo Madrid ser defendido, a pesar de la marcha del Gobierno que se trasladó a Valencia, desafiando la impopularidad y las protestas, pero viéndose luego que su acción era mucho más eficaz libertado de la obsesión permanente de los frentes de Madrid, que absorbían todas las energías y le impedían pensar en las operaciones de descargo de los demás frentes. Dos días después de la marcha del Gobierno, regresaron a Madrid dos de los Ministros de la C.N.T., acompañando a Durruti, y a los hombres de la C.N.T. y la F.A.I. que del frente de Aragón se dirigían a Madrid a defenderlo.

A Madrid lo han defendido con heroísmo inigualado los hombres de todos los partidos y organizaciones. Es preciso decirlo esto bien alto. Pero, en la primera línea, muriendo a millares, ofrendando generosamente sus vidas, los hombres de la F.A.I. y de la C.N.T. Las Brigadas de Mera, del Comandante del Rosal, los que dirigía el Comandante Palacio, los hombres de la División Durruti, y todos los militantes que dejaban el trabajo para turnarse en los frentes, cambiándose las armas. La presencia de García Oliver, de Durruti y Montseny, galvanizó a la población madrileña. La figura de Durruti elevada a la categoría de mito, bastaba para infundir una confianza casi mesiánica. “Está aquí Durruti. Las cosas irán bien”, -decía la gente.

Cuando Durruti cayó víctima de su bravura generosa, de su temeridad y de su arrojo, durante cuatro días se ocultó al pueblo de Madrid la terrible nueva. Se temía un desmoronamiento de la moral tan trabajosamente levantada. Cuando se supo, estaba ya preparada la opinión y no se produjo ningún quebranto. No hemos de hablar de lo que ha sido la labor realizada por la C.N.T. y la F.A.I., desde que se acordó la intervención en los Gobiernos de Barcelona y Valencia. Lo que podemos asegurar, es que si ella no hubiese sido eficaz para el movimiento, si ella no hubiese resultado fiel a la trayectoria revolucionaria seguida por el movimiento obrero, y el anarquismo en España, si no hubiese representado un obstáculo permanente a los planes de cuantos pugnaban por castrar la revolución y por anular la influencia libertaria, no se hubiera puesto TODO en juego para echarnos del Gobierno hasta conseguirlo, provocando los sucesos de Mayo, al calor de los cuales se produjo la crisis, derribando al Gobierno Largo Caballero que había dejado de ser hombre grato a Rusia y a los comunistas, por haberse opuesto, con la firmeza de carácter y el tesón en el peculiares, a los mangoneos y a las intervenciones de gente ajena a España. La misma maniobra que dio por resultado la expulsión de la C.N.T. del Gobierno de Valencia, se consumó nuevamente en Barcelona, al producirse la crisis de la Generalidad. Esta vez fueron los compañeros los que acordaron la exclusión, prefiriendo quedar apartados del Gobierno, por razones internas del movimiento y por estrategia política.

Pero, desde luego, no rectificando ni en Valencia, ni en Barcelona, la trayectoria iniciada. Quedamos fuera del Gobierno, en Valencia para solidarizarnos con Largo Caballero y la U.G.T.; en Barcelona porqué se estimó mejor no colaborar en un Gobierno al que quería darse un carácter nacionalista que estimábamos peligroso y contrario a los intereses de la guerra y la revolución. Más hemos seguido luchando en todos los frentes, y oponiéndonos a todas las maniobras. El movimiento libertario internacional no ha comprendido el porqué de muchas actitudes nuestras y las ha juzgado de la manera más caprichosa. Se ha llamado traidores a compañeros que ocupaban cargos de responsabilidad en los Comités, etc. Nadie se ha cuidado a examinar las causas que aconsejaban la prudencia, la paralización de toda acción violenta, la consigna dada de no dejarse llevar al terreno que constantemente se nos provocaba.

En nuestro poder obran documentos, pruebas fidedignas de las personas que intervinieron en la organización del movimiento de Mayo. De los conciliábulos celebrados en París con gente de Estat Català y del Partido Socialista Unificado de Cataluña, y con algunos elementos de la Esquerra Republicana de Cataluña, preparando las provocaciones que esperaban produciría el movimiento insurreccional de Mayo, por reacción natural de nuestra gente.IMPORTANTES MANIFIESTOS.-DOS.- 

El Comité Nacional de la C.N.T. publicó, después de Mayo, dos manifiestos, el uno titulado “Frente a la contra-revolución-la C.N.T. a la conciencia de España-. El fin de una maniobra política.” (Ver nº2 del Boletín de Información del Comité Nacional. Valencia, 23 de Mayo de 1.937) y el otro titulado “La C.N.T. y los sucesos de Barcelona-No podemos seguir en el silencio, mientras nos difaman los demás”, que reproducimos a continuación para la ilustración del movimiento, porqué en él se explican los hechos de Mayo y sus génesis mejor y con más precisión de lo que podríamos hacer nosotros.

“La C.N.T. y los sucesos de Barcelona. No podemos seguir en el silencio, mientras nos difaman lo demás.”

Está visto que la clásica nobleza del pueblo español, se pierde al contacto de ciertos partidos, y como ante todo es la obra partidista lo que quiere realizarse, llegamos a la conclusión de que la nobleza en la política es una farsa de la cual nos excluimos.

Consecuentes con la responsabilidad que toda la colectividad contrae una etapa de colaboración, no quisimos replicar adecuadamente a la sarta de insultos y difamaciones que al compás y posteriormente a los sucesos de Barcelona, nos lanzaron. No quisimos levantar una tempestad de odios, que solo habían de aumentar las divergencias de retaguardia, en perjuicio de lo más sagrado: la unidad del proletariado.

Sin embargo, a pesar de nuestro silencio, siguen a diario difamándonos, envenenando el ambiente popular, tratando de hacer creer a la opinión desconocedora del fondo del problema, que somos unos irresponsables, invalidados para cualquier obra seria. Pues bien, ya no queremos callar más. Y vamos a hablar para que cada cual conozca bien los antecedentes y el porqué de lo ocurrido.

Los hechos.-

En la Central Telefónica de la Plaza Cataluña se presentaron un buen día guardias y policías en cantidad, mandados por Rodríguez Sala, Comisario de Orden Público. ¿Por qué? Sencilla y llanamente: El P.S.U.C. y el Estat Català que como partidos no intervenían en la Telefónica, tenían necesidad de controlar la Telefónica para sus fines conspirativos. La C.N.T. no se avino a ello por darse cuenta de lo que se tramaba en Teléfonos. Funcionaba, desde comienzo del movimiento, el comité de control U.G.T.-C.N.T. Había además, un Delegado del Consejo de la Generalidad, que, en representación del Gobierno, asumía la responsabilidad de Teléfonos.

La actitud de Rodríguez Sala y de Ayguadé, al mandar los guardias, no era legal. Lo demuestra el hecho de que el Consejo de la Generalidad reunido, reconoció la extralimitación del Comisario y del Consejero de Seguridad Interior.

Acompañado del hecho de la Telefónica, aparecen los Centros del Estat Català y del P.S.U.C. fortificados. Aparecen los fusiles en las ces y es ante estas demostraciones de guerra cuando algunos camaradas se aprestan a la defensa, por suponer, con muy buen acierto, que se trataba de dar la batalla a la C.N.T. siendo la incautación de la Telefónica por el P.S.U.C. y el Estat Català, la primera etapa del plan.

Antecedentes.-

Lo expuesto no aclararía las cosas. Y como todo en la vida tiene su origen, hay que buscarlo más lejanamente. Hay un largo proceso de batalla contra nuestro movimiento en Cataluña. Los comunistas, Estat Català y algunos emboscados trabajan activamente para desprestigiarnos en Cataluña y en el extranjero. Lo que no saben todos son las coincidencias raras que acompañan estas actuaciones, que culminan en los sucesos de Mayo.

No todos saben, por ejemplo, que ya en Enero por Francia andaban los Casanovas, Lluhi y Vallescà, Xicota, Sancho, Polo, y Ventura y Gassol, trabajando por la “independencia” de Cataluña. Era un proceso de preparación similar al que se realizó durante la dictadura. Pero con una diferencia. Que entonces el fascismo italiano intervenía como agente provocador por medio de Garibaldi, y en esta ocasión, Mussolini operaba a través de Dencàs, el separatista agente provocador de Octubre en Cataluña.

Ya en Diciembre tuvo lugar un complot, que dio por resultado el fusilamiento de Reverter, Comisario de Orden Público, y la huida de Casanovas, Presidente del Parlamento, por haberse demostrado su complicidad en el golpe de estado frustrado.

Los separatistas, burgueses a fin de cuentas, no podían avenirse a que el alzamiento fascista diera al proletariado el triunfo que les despojaría de sus bienes y en busca de una reposición entablan negociaciones con Italia, para provocar luchas en Cataluña, que den lugares a intervenciones exteriores, y que faciliten el reconocimiento por algunas potencias de la independencia de Cataluña; al propio tiempo que se debilitaba el frente antifascista. A ello podían comprometerse cuantos desean que las cosas queden poco menos como estaban el 19 de Julio.

En Francia se conspiraba para lograr un arreglo. Había complicadas algunas personalidades. Un agente inteligente, que estaba al servicio del antifascismo español, había descubierto ciertos conciliábulos. Se le encargó, facilitándole medios, que siguiera sus investigaciones, hasta recoger las pruebas irrefutables que dejaran al descubierto a los traidores. Y este agente, cuando se disponía a recoger las pruebas que habrían de desenmascarar a muchos, fue asesinado en Barcelona. ¿Por quién?

Trabajaba para el Gobierno de la República. Tuvo pues que ser asesinado por los que conspiraban, que por algún medio estarían en antecedentes de la importante misión de aquél agente. Recordamos que Ayguadé era consejero de Seguridad Interior. Que es de Estat Català y sobre él recaían sospechas fundadas de intervenir en el complot.

El 20 de Abril, Camorera, el líder del Partido Comunista en Cataluña, estuvo en París. Entre otras personas visitó al secretario de Ventura Gassol y a un tal Castañer. ¿Quién es Castañer? La información nos dice: agente de policía de la Generalidad. Se han realizado averiguaciones que han comprobado que mantiene relación con un tal Vintró, secretario de Octavio Saltó, periodista al servicio de los fascistas españoles. También se le ha visto con otros personajes del fascismo que residen en Biarritz y en San Juan de Luz. Al propio tiempo mantiene relación estrecha y asidua con elementos del Estat Català, muy especialmente con Dencàs y Casanovas. El primero visita a Castañer en casa, y el segundo recibe la visita de éste.

Polo, otro policía de la Generalidad, que fue hombre de confianza de Badia, actúa en Francia, bajo las órdenes de Vizcaino, agente del contraespionaje fascista que opera a las órdenes de Beltran y Musitu.

¿Qué dicen estas mescolanzas de elementos separatistas y fascistas? ¿No podemos encontrar ahí la raíz de ciertas provocaciones? Nosotros estamos convencidos de que sí. Tiene que estarlo quién examine las cosas de forma objetiva.

Añadamos a estos antecedentes, que los fascistas, para últimos de Abril, preparaban una operación de desembarco, que abarcaba desde Almería hasta Rosas. Se trataba de una operación de gran envergadura. No se realizó por no haber podido adquirir el material preciso. Quedó aplazada para mediados de Mayo y si no ha tenido lugar, débase a cierto incidente que ocurrió y puso los planes en mano de la policía de un país neutral.

Añadamos también que a último de Abril, Estat Català, concentraba en la frontera a los hombres armados que tiene en Francia. Y un antecedente más: el 13 de Abril la Gaceta de la República publicaba una relación de oficiales, suboficiales, clases e individuos de tropa de la Guardia Nacional Republicana, que eran dados de baja del cuerpo, sin perjuicio de qué el resultado de la información determinaría la aplicación de sanciones por desafectos, con arreglo al decreto del 21 de Julio.

Pues bien; un capitán, cuatro alféreces, diez y nueve brigadas, cuatro tenientes, diez y ocho sargentos, veintitrés cabos y cincuenta y ocho guardias de los incluidos en esa baja del cuerpo, no fueron dados de baja, tal como ordenaba el decreto de Abril, por complacencia o consentimiento del ex consejero de Seguridad Interior de la Generalidad, Artemio Ayguadé, habiendo actuado en los sucesos de Mayo al frente de las fuerzas.

Indicamos que por aquellos días se mandaron grandes contingentes de carabineros a la frontera y que el jefe de un núcleo importante de ellos al llegar a Figueras, en lugar de presentarse al Consejo Municipal, fue directamente al local del P.S.U.C., demostrando a la opinión con esa sencilla actitud, que era una fuerza armada a disposición del Partido Comunista, y no al servicio del pueblo o del Gobierno, que tiene que ser imparcial.

En Bellver, pueblo dominado por Estat Català, cuando unos camaradas venían a Barcelona, fueron atacados, cayendo asesinados dos compañeros nuestros. Esto ocurría días antes de los sucesos de Barcelona, y era una clarísima provocación de Estat Català.

Todos estos detalles nos dicen con bastante claridad que los hechos de Barcelona no fueron más que el incidente preparado, la chispa provocada para producir el choque y el incidente, y la chispa no proviene de la C.N.T.

Actitudes durante los sucesos.-

La C.N.T., desde el primer momento intervino para cortar la lucha en la calle. Este Comité, junto con la Ejecutiva Nacional de la U.G.T. se desplazó a Barcelona e hizo esfuerzos sobrehumanos para liquidar el conflicto. Buscamos la solución. Se aceptó por todos, pero los comunistas se negaron a aplicarla inmediatamente. Y dieron largas a la solución, en espera de que el Gobierno de Valencia, no pudiendo aguantar más la situación, procediera a la incautación del Orden Público, como ocurrió.

Y cuando el jueves por la mañana, la C.N.T. y la U.G.T. habían dado la orden de vuelta al trabajo, y aparecía la ciudad en calma, se reprodujo la batalla, porqué mientras la C.N.T. no luchaba, los separatistas y comunistas detenían, cacheaban, rompían carnets, acosaban los locales de la C.N.T., provocaban atacando, obligando a que se estableciera de nuevo la defensa por parte de la C.N.T. Y cuando el primer tranvía de la línea de Gracia bajaba hacia la Plaza Cataluña, fue tiroteado por los guardias y Estat Català, parapetados en la barricada de la calle París y Diagonal, obligando a que, por prudencia, no se normalizara la circulación de tranvías y autobuses. Y se tirotearon los coches que salieron para arreglar las líneas de tranvías rotas.

Cuando el viernes por la mañana cesaba el fuego a la hora convenida, desde los centros comunistas y catalanistas se hacía fuego para provocar de nuevo la lucha.

Y el viernes por la noche, desde la Comisaría de la calle de París, Estat Català y los guardias hicieron unos setenta disparos contra el coche en el que el Secretario del Comité Nacional se desplazaba a Valencia, con la agravante de que viajaba en un coche del Ministerio de Sanidad, por lo tanto, oficial, y que bien se pudo suponer que iba en él la compañera Federica Montseny, Ministro de Sanidad.

Esta Comité Nacional desplazó inmediatamente delegados a todas las regionales, para impedir que los sucesos de Cataluña tuviesen repercusión en otras regiones.

Al propio tiempo, desplazó una delegación al frente de Aragón, para impedir que se abandonara el frente. Y se logró por parte de los elementos confederales. No ocurrió lo propio con otros, puesto que seis compañías del batallón de Aviación, con residencia en Selgua, se dirigieron a Lérida, donde detuvieron al grupo de investigación de Fraga y se incautaron de tres cañones que la División Ascaso mandaba a reparar a Lérida. Otra compañía del segundo batallón de Aviación fue detenida en Monzón, cuando también se dirigía a la retaguardia. Claro está que estas fuerzas no eran nuestras, sino de las que están a las órdenes del Teniente Coronel Reyes.

Un hecho que nos interesa destacar es el asesinato del anarquista estimado por todos los antifascistas del mundo, camarada Camillo Berneri, el cuál fue detenido en su casa, por supuestos agentes al servicio de Rodríguez Sala. ¿Por qué? Sospechamos que, aún más que por ser anarquista, por saberse que poseía una extensa documentación que demostraba con pruebas y de forma irrefutable, como Italia hacía tiempo que preparaba el alzamiento fascista en España. Esta documentación, que estaba a punto de ser puesta al servicio del Gobierno, era por demás, peligrosa para Italia.

DESPUÉS DE LOS HECHOS

Es después de sofocado el movimiento, cuando más canallesca es la conducta de los sectores que quieren aplastar a la C.N.T. y al anarquismo en Cataluña.

En primer lugar, semanas después ha podido observar el transeúnte de Barcelona, como en los centros de los comunistas y de Estat Català seguían las barricadas en pie, provocativamente, mientras que las nuestras desaparecían el viernes. En Tortosa, después de pasar la fuerza que venía de Valencia, se asesinó a mansalva a nuestros compañeros.

En Tarragona, después de resuelta la situación, se asesinó a cuantos militantes aisladamente se encontraban.

Queremos resaltar el caso del camarada Alfredo Martínez, militante destacado de las Juventudes Libertarias, y del anarquismo, que fue detenido, pasando por la Comisaria del Orden Público. Días más tarde, apareció con el cuerpo mutilado en una carretera. Se tienen las pruebas de que pasó por la Comisaria del Orden Público. Pero no se quiere saber quién lo asesinó.

Una ola de sangre, de terror, ha asolado los pueblos de Cataluña. El asesinato impune ha estado a la orden del día. Y nuestro movimiento libertario ha callado, ha soportado, no por cobardía, sino por disciplina y sentido de responsabilidad, contemplando como segaban la vida a sus militantes. Ha soportado con estoicismo incomparable, el asalto a las colectividades, a la obra constructiva del proletariado.

AHORA

Y después de ésta conducta ejemplar, aún hablan los que, si vergüenza tuvieran, se habrían hundido ellos mismos, para desaparecer ante tanto crimen, ante tanta barbarie, ante tanta traición a la lucha antifascista.

Y todavía se permiten amenazar. Y aún pretenden echar, con cinismo inusitado, las culpas sobre la C.N.T.

Ya hemos dicho lo suficiente, para que cada cual juzgue, para que cada cual examine, compare y decida por su propia cuenta. Y ahora que los traidores al antifascismo quieren en Cataluña seguir dando la batalla a la C.N.T., aprovechándose de la circunstancia de nuestra exclusión del Gobierno Central, conviene que cada cual observe, para que no se desvíe la opinión del centro de la situación.

Véase con precisión que hay en Cataluña una amalgama de intereses coincidentes contra nosotros. Estat Català, los comunistas, la Esquerra, que persiguen objetivos diferentes de interés partidista. Pero todos coinciden, aunque desde distintos ángulos, al objetivo de exterminar la C.N.T.; y coincide con ellos, y les apoya de forma indirecta, Mussolini, a través de Dencàs. Y conste que no cometemos la torpeza de confundir al Partido Comunista con los fascistas. Afirmamos categóricamente nuestra convicción de que el Partido Comunista no tiene el menor contacto con el fascismo.

Pero no ocurre lo mismo con elementos de Estat Català. Y al coincidir en la calle, ¿quién los maneja?

No se nos escapa la responsabilidad de cuánto hemos dicho. Pero cuanto hemos consignado responde a realidades, y nadie será capaz de desmentirlas, porqué quedaría inmediatamente aplastado por el peso de los hechos y las pruebas, ya que se trata de informaciones fidedignas del conocimiento exacto de las cosas.

Ayguadé, Denclàs, Mussolini, Casanovas, Lluhi, Vallescà, Ventura Gassol, Sancho, Xicota, Polo, Castañer… y otros que silenciamos, agrupados en un siniestro plan de traiciones y complots… Ahí están los responsables de los sangrientos sucesos de Barcelona.

Nadie diga que la C.N.T. es la provocadora y el elemento disgregador, traidor a la lucha antifascista.

La C.N.T. tiene la conciencia más limpia que esos renacuajos que, incapaces de atraerse a las masas populares con su actuación honrada, tienen que echar mano a procedimientos bajos, a intrigas rufianescas, a todo un plan conspirativo para aplastarnos.

Pero a la C.N.T. no la exterminarán los traidores. A la C.N.T. solo se la supera trabajando con más honradez, austeridad y nobleza que ella. Y eso no son capaces de hacerlo los personajes de la intriga catalana.

Valencia, 6 de Junio de 1.937. El Comité Nacional de la C.N.T.

Este manifiesto se publicó en toda la prensa, pues la censura, hecho casi inexplicable, lo dejó pasar. Quizá se autorizó su publicación a pesar de las gravísimas acusaciones formuladas, que comprometen a muchos personajes de la política republicana y comunista, porqué el Gobierno de Valencia había empezado a romper las hostilidades con el de la Generalidad y comenzaba también la lucha interna entre los comunistas y Prieto.

Como se puede ver claramente, a través de la lectura de este manifiesto, conciso y exacto, el movimiento se dirigía, sola y exclusivamente, a producir un levantamiento de la C.N.T., que justificase el aplastamiento de nuestra gente, anulando una fuerza que, para los unos –los comunistas- era el principal obstáculo para dominar políticamente España. Para los otros –los separatistas- para amañar la paz separada que se tramaba. Si unos y otros, colaborando en el mismo plan, conocían los propósitos recíprocos, lo ignoramos. Pero el hecho es este: que obraban de común acuerdo contra nosotros y que nuestra gente no se dio cuenta de la maniobra hasta después de hallarse en la calle, en un callejón sin salida, pues no se podía retroceder sin decoro, ni se podía avanzar, sin múltiples peligros, exponiéndose a que se hundiese todo. A cuantos nos han acusado de haber yugulado las posibilidades revolucionarias y anarquistas del movimiento de Mayo, les recomendamos la lectura de un trabajo, interesantísimo, publicado en el número 2 del Boletín de Información y Orientación orgánica del Comité Peninsular de la F.A.I., fecha de 20 de Mayo, titulado: “Sobre los sangrientos sucesos ocurridos en Barcelona, y de las enseñanzas que de ello derivan”, en el que se demuestra que militarmente, por su impremeditación y su precipitación, el movimiento no podía sostenerse más allá de tres días en Barcelona y Comarcas.

Buscamos todos los revolucionarios una solución aún contra la voluntad de cuantos sectores estaban interesados en nuestro aplastamiento o en que se armase en la retaguardia una tan tremenda confusión que provocase y justificase la intervención extranjera. Se solucionó lo de Mayo, cayó el Gobierno y comenzó la etapa difícil para la C.N.T. y el movimiento libertario, fuera del poder por terribles maniobras, pero imposibilitada, por sentido de responsabilidad y por la gravedad de la situación, de adoptar actitudes y resoluciones que podían conducirnos a un fin trágico y rápido. Las provocaciones se iban sucediendo las unas a las otras. Nuestra gente protestaba ante las continuas exhortaciones a la calma que les formulábamos, día tras día, hora tras hora, desde todos los Comités.

-Todo el mundo quieto. Aguantad. Lo que se quiere es que os agitéis, que os mováis, que se arme el cisco. Aguantad.

Y se aguantaron. No cabía, por lo demás, otra actitud. Sufríamos las consecuencias de nuestra inexperiencia y del exceso de sanguinedad de nuestro movimiento. Era inevitable que el nuevo Gobierno aplicara el decreto sobre desarme de la retaguardia, ya aprobado dos meses atrás y dirigido ahora especialmente contra nosotros, la fuerza que se había levantado en armas contra los Gobiernos de la Generalidad y de Valencia, de los cuales formábamos parte nosotros.

Aguantar, esperar, maniobrar y luchar con habilidad, no con violencia, era lo que cabía hacer, y lo hicimos.

Hoy, en un informe confidencial de determinado agente del Gobierno dedicado al espionaje, llegado a nuestras manos, se lee el siguiente párrafo: “La actitud de la C.N.T., permaneciendo quieta, ha desbaratado la combinación”. ¿Qué combinación? NO podíamos saberla, pero, por instinto, por la propia locura y falta de lógica de las provocaciones, comprendimos que eran premeditadas y que se sentían decepcionados y furiosos al ver que no se picaba. Se ha cultivado el bulo, en gran escala, partiendo de la propia policía, que hacía correr grandes rumores, de Valencia a Barcelona, y de Barcelona a Valencia, que no sabemos si para infundir pánico a los afectados, para que se ausentasen o se escondieran, anulando su acción, o para que la gente se lanzara a actuaciones individuales que justificasen luego otras medidas.

Y sin embargo, cuanto se ha especulado alrededor de nuestra actitud y de las consecuencias inevitables de los sucesos de Mayo.

Y, por un instante, quisiéramos que los compañeros del exterior vivieran espiritualmente el mismo proceso que debemos vivir nosotros. Imaginemos, por un momento, que después de una lucha sangrienta, en la que únicamente quizá hubiéramos podido vencer ayudándonos los hombres que estaban en el frente de Aragón, hubiésemos conseguido la victoria sobre el Gobierno. ¿Qué habríamos podido hacer? ¿Cuánto tiempo habríamos podido sostener nuestras posiciones? Todo se habría roto, hubiera sido quebrantado. En el caso producido en la retaguardia, los solos beneficiarios hubieran sido los fascistas, de un lado y del otro de las trincheras. Los ataques en los frentes y las insurrecciones en la retaguardia, aprovechando la lucha intestina en que nos desangrábamos los antifascistas, hubieran acabado muy pronto con nuestra ilusión de triunfo.

Todo esto debió pensar los compañeros de Cataluña antes de dejarse llevar al terreno a que temerariamente les provocaban los elementos que no tienen ni pueden tener el interés que nosotros tenemos, aplastar, por encima de todo, al fascismo. no lo pensaron y solo se dieron cuenta de la enormidad del error a que fueron arrastrados cuando ya era demasiado tarde y nos hallábamos todos en una encrucijada.

Se buscó la solución de una retirada honrosa, sin vencidos ni vencedores… Si alguien resultaba vencedor éramos nosotros, que habíamos conseguido la sustitución de Rodríguez Sala y de Ayguadé, los autores de la ocupación de la Telefónica. Esta reclamación era, por lo demás, la formulada por el movimiento libertario al lanzarse a la calle, y no otra. No podían, con lógica y sentido de la responsabilidad, especular con Mayo los compañeros del exterior dedicados a la crítica de nuestro movimiento.

LA DISOLUCIÓN DEL CONSEJO DE ARAGÓN.-

La última provocación fue la ocupación de Aragón por tropas comunistas y la disolución del Consejo Regional de Defensa. Nosotros habríamos podido aplastar fácilmente a Lister y sus hombres si, en un momento dado, nuestras Divisiones, que suman muchos miles de hombres, hubiesen abandonado el frente y hubieran caído sobre lis que deshacían colectividades y perseguían a los camaradas de la retaguardia. Nosotros les dijimos: “Quietos. Cuando intervengáis, habrá de ser en última instancia y de manera definitiva.”

Se planteó el problema al Gobierno, y se asustaron. Lister se ha hundido para siempre, al fracasar estrepitosamente en Aragón. Porqué mientras se dedicaba al pillaje de las colectividades y a la persecución de los anarquistas, nuestra gente tomó Belchite -la División 25, la de Ortiz, fue la primera en entrar- y los comunistas se vieron afrentados por la repulsa popular, dándose orden de que se retiraran de donde estaban y cesando toda persecución contra los campesinos colectivistas, por orden del Gobierno de Valencia, que no se atrevía a oponerse al clamor de adhesión y simpatía a la C.N.T. y a la F.A.I., producido por el heroico comportamiento de nuestros hombres, mientras los demás se dedicaban contra ellos, a la más miserable y ruin labor de partido.

Las posiciones un día perdidas, al otro se recobran. Un movimiento complejo y poderoso tiene flujos y reflujos, máxime actuando en un período tan grave y tan difícil como el que atraviesa España, en el que nosotros, forzosamente habíamos de ser la fuerza enfrentada con todos y con todo. Y, a la vez que somos los que más intereses tenemos en luchar contra el fascismo y en aplastarle; en ganar la guerra que es la garantía de que la revolución siga su curso, hemos de ser inevitablemente también, aquellos contra los cuales se unen los demás formando una mayoría por lo menos igual a nuestra fuerza. Se ha intentado destrozarnos por tres veces consecutivas. Al salir victoriosos de la maniobra, se ha cambiado de táctica. Los comunistas, a la cabeza de los maniobreros, han dado la señal cada vez del cambio de táctica.

Al ataque contra la C.N.T. y la F.A.I. Tras ellos han seguido los republicanos y los socialistas de la derecha, interesados también en separarnos del ala izquierda del socialismo y de la U.G.T. a los que quieren suprimir como oposición y como fuerza obrera opuesta al marxismo controlado y orientado por Moscú.

Fracasado el ataque; fuerte, compacto, unido, avisado nuestro movimiento, se ha cambiado el procedimiento. Hoy es el halago. El Partido Comunista, por un lado, los republicanos por otro, los socialistas y el Gobierno por un tercero. Se trata de separa la C.N.T. de la U.G.T., dirigida por el izquierdismo socialista. Si consiguieran ablandarnos con cantos de sirena, los otros, debilitados, podrían ser reducidos, vencidos fácilmente. Los comunistas se apoderarían por completo de la U.G.T. y nosotros nos veríamos nuevamente solos.

La misma actitud expectante, paciente, ahora irónica, que observamos ante los ataques, observamos hoy ante los halagos. Hay que reconstruir la amplia confianza que salvó a Madrid y hay que restablecer el bloque antifascista que la dirigió. Posición siempre observadora que se basa sobre tres premisas, presentada por igual a la consideración de los demás antifascistas, más o menos tibios:

Hay que ganar la guerra, porqué ganar la guerra es vencer al fascismo, abrir una era de libertad para España y para el mundo, asegurar las posibilidades socialistas de la revolución y salvar nuestras propias existencias en peligro.

Para ganar la guerra hemos de luchar todos unidos contra el fascismo. Hemos de aceptar todos, por lo tanto, una plataforma de coincidencias, que nos garantice la colaboración, el trabajo común y la eficacia de esta acción.

Para conseguir esto solo hay un medio: un Gobierno –garantía internacional de existencia dentro del derecho, la legitimidad constitucional, frente a la facción sublevada contra la República- en el que todos colaboremos, en el que todos nos sintamos representados y que interprete todas las ansias revolucionarias del pueblo, encauzando la revolución y dando a los hombres que mueren en los frentes la seguridad de que no caen inútilmente, de que una nueva España Federal, socialista y libertaria se va gestando por etapas y con las transacciones que supone todo pacto entre iguales que opinan de diferente forma.

Y a esa norma nos hemos ajustado, ajustamos y ajustaremos nuestra conducta. No hemos negado ninguno de los credos que informan nuestro ideario. Pero hemos creído, creemos y seguiremos creyendo que lo principal, lo que garantizará nuestra vida mañana, como organizaciones, como movimiento, lo que permitirá la expansión de nuestras ideas, lo que abrirá posibilidades internacionales incontables al anarquismo, es vencer al fascismo en España y llegar, sin dictadura alguna, a la realización de una democracia socialista, federalista y libertaria, que se levante sobre los intereses y la autonomía del individuo, del municipio y de la región, formando, por medio de la Federación, un todo armónico y homogéneo. Creemos que, con ese plan, con ese ensayo triunfante, habremos hecho más obra anarquista, con el Gobierno o sin él, de acuerdo con Bakunin o por encima de lo que hayan dicho todo los teóricos que no se hallaron ante una guerra y una revolución como las que vivimos en España, que no manteniéndonos en la torre de marfil de ideas inamovibles, estériles como fósiles, valores negativos, que hubieran entregado a España al mundo a la fatalidad de la dictadura y del comunismo, otra forma aguda del espíritu de autoridad, que nosotros debilitamos en España, restándole vida al procurar hacerla innecesaria, de acuerdo con las ideas y las enseñanzas de ese gran anarquista español que se llamó Tarrida del Mármol.

Tenemos la conciencia tranquila y nos sentimos satisfechos de nuestra actuación. De nada tenemos que acusarnos, a no ser de la falta de haber tardado tanto tiempo en actuar con ritmo y determinaciones propias, aleccionados por una realidad solo conocida por nosotros. Hemos perdido un tiempo precioso, que quizás pagaremos muy cruelmente. Pero ahora caminamos con paso seguro y firme, con la confianza que mañana será comprendida e imitada nuestra actuación y la lucidez instintiva de nuestras interpretaciones, por todos los anarquistas del mundo, volviendo a ser nuestros ideales el gran movimiento liberador, opuesto a toda idea dictatorial, que saludaran los pueblos como el camino de redención que les salvará de las dos únicas perspectivas igualmente fatales que hoy se debaten Europa y el mundo: fascismo o comunismo autoritario.

SÍNTESIS.

Quizá, para análisis y reflexión de los camaradas, interesaran extraer una síntesis brevísima de cuanto exponemos a lo largo de este informe. Y esta síntesis es:

AL FASCISMO INTERNACIONAL NO SE LE VENCE CON GRUPOS DE HEROES DESPROVISTOS DE ARMAMENTO Y ORGANIZACIÓN – DE AHÍ LA PRECISIÓN DEL EJÉRCITO.

EL EJÉRCITO NO PUEDE SER DIRIGIDO Y ADMINISTRADO POR DIVERSOS GRUPOS POLÍTICOS, SIN UNIDAD DE CRITERIO -DE AHÍ LA PRECISIÓN DE UN ÓRGANO DE GOBIERNO.

CUANDO SE TIENE QUE SOPORTAR LA EXISTENCIA DE UN GOBIERNO, PORQUÉ LAS CIRCUNSTANCIAS PROHIBEN EXTERMINARLO, ES PREFERIBLE PARTICIPAR EN EL ÓRGANO DE PODER, QUE SOPORTAR EL PESO DEL MISMO SOBRLAS –ESTO SUPONE LA NECESIDAD DE PARTICIPAR EN EL GOBIERNO.

AL GOBIERNO DE UN PAÍS EN GUERRA NO SE LE PUEDE COMBATIR VIOLENTAMENTE POR NINGUNA DE LAS FRACCIONES QUE LUCHAN A SU LADO, SO PENA DE HACERSE COMPLICES DEL ENEMIGO –PRECISIÓN DE CONTENER IMPULSOS PARTIDISTAS Y DE EVITAR LAS REACCIONES VIOLENTAS.


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